lunes, marzo 18, 2024

Ruth Pilar  Espinosa

Madrid España, 8 de agosto de 2018, ABC.- El sollo o esturión (Acipenser sturio) siempre se ha considerado un pez emblemático de nuestros ríos y costas. Sin embargo, hoy no existen poblaciones de esta especie en España como consecuencia de una rápida regresión acaecida durante la segunda mitad del siglo XX. Un proyecto, coordinado por la Fundación Conde Salazar de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Montes, Forestal y del Medio Natural de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), ha estudiado, precisamente, la viabilidad de la reintroducción del sollo en el Guadalquivir, el Guadiana y el Miño.

Desde el punto de vista técnico, la cuenca del Miño-Sil, a priori, parece la más idónea, ya que abundan las zonas de río natural y se contabilizan potenciales desovaderos. «Es importante resaltar, también, su mayor proximidad con respecto al estuario de Gironda (Francia), donde resiste la última población silvestre de sollo, y a las cuencas del Garona y del Dordoña (Francia), escogidas para soltar ejemplares criados en cautividad», apunta uno de los expertos que colabora en el proyecto SOLLO, Clive Dove.

Para este investigador, la recuperación de la especie en España requiere, en primer lugar, la implantación de un programa de conservación que oriente sus acciones hacia la protección de lugares críticos para el desove y la alimentación del sollo, por ejemplo. Así como sustentar su reintroducción en el medio natural gracias al trabajo conjunto de las administraciones, los centros de investigación y los criaderos comerciales de esturiones. Por supuesto, en su opinión, también habría que vigilar de forma constante a los individuos liberados, para evitar su furtivismo, y recapturarlos cada cierto tiempo, a fin de evaluar el éxito de la iniciativa. «Solo la suma de los marcos normativos europeo, nacional y autonómico adecuados, los recursos financieros necesarios, el respaldo social, el potencial científico que poseemos y el grado de desarrollo tecnológico que ha alcanzado la piscicultura» posibilitará que vuelvan a observarse sollos en las vertientes cantábrica, atlántica y mediterránea», subraya Dove.

«Se deberían crear, al menos, dos instalaciones (o stocks reproductores) en España para superar adversidades tales como episodios patológicos, inundaciones, fallos técnicos o contaminación de acuíferos, que, aunque poco frecuentes, no pueden ser completamente eliminados», prosigue.

Capturas accidentales en Galica

Tanto en 2017 como en 2018 se han constatado capturas accidentales de sollo en aguas coruñesas. En el primer caso se trató de un juvenil liberado en 2010 en el marco del citado programa de conservación francés de la especie, operativo desde hace cuatro décadas. Al segundo esturión, en cambio, se le tuvo que marcar y colocar un microchip. De este modo, los investigadores confían en acrecentar los «aún no bien definidos detalles» de su biología a partir de los datos recabados.

«Dada la superficie y localización de espacios marinos protegidos dentro de la red europea Natura 2000, tanto en Galicia como en el resto de territorio español y francés resulta plausible plantear una conectividad de hábitats del sollo entre el suroeste de Francia y el golfo de Vizcaya», destaca Dove. La Estrategia Nacional de Restauración de Ríos también ha eliminado «medio centenar de obstáculos», como presas y azudes de diverso tamaño, en la vertiente cantábrica durante la última década, añade el investigador.

 

En abril, el Ministerio para la Transición Ecológica, que apoya, además, el proyecto SOLLO a través de la Fundación Biodiversidad, firmó un convenio por el que Francia cedía a España esturiones para labores de «sensibilización». El acuerdo, tal y como confirman desde la UPM, podría ampliarse e incluir ejemplares para sueltas experimentales en 2019 dentro de otro programa: el Life+ Migratoebre, que trabaja en la vertiente mediterránea, donde también se ha constatado la presencia histórica de la especie.

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