domingo, mayo 12, 2024

Ciudad de México, México, 15 de mayo de 2020, México Ambiental.- La disminución de actividades humanas debido al confinamiento por la pandemia de la Covid-19, ha propiciado que la naturaleza se recupere y se exprese en fenómenos como la bioluminiscencia, que en las últimas semanas se ha observado en las costas mexicanas, afirmó David Uriel Hernández Becerril, investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML) de la UNAM.

Dijo que, como resultado de los cambios en las condiciones ambientales, los organismos microscópicos marinos llamados dinoflagelados han proliferado y producen ese fenómeno, que ocurre porque algunas bacterias, hongos, protistas unicelulares, gusanos, moluscos, crustáceos, insectos, peces y medusas tienen la capacidad de emitir luz mediante la conversión directa de la energía química en energía lumínica, explicó el universitario.

“No hay registro sobre la periodicidad o lugares donde ocurre la bioluminiscencia, pero la mínima presencia de actividad humana o ausencia de ésta ha hecho posible que se disperse a zonas donde antes se veía poco, como varias costas de México”, dijo.

Señaló que es triste que la emergencia sanitaria haya evidenciado que actividades humanas como el turismo limitan la distribución de especies en el planeta. “Lo que no han podido hacer los gobiernos para que el planeta tenga un breve respiro, lo hizo un virus”, resaltó.

El turismo, aunque genera recursos económicos y detona el desarrollo, inhibe el crecimiento de comunidades marinas, pues contamina las aguas, el aire y el suelo, expresó.

Hernández Becerril, afirmó que se ha avanzado en la investigación cien tífica sobre la biodiversidad marina, pero falta mucho por explorar. “La función que desempeñan los microorganismos en ese entorno es muy importante, pero lamentablemente están amenazados por el deterioro ambiental, el calentamiento global y la acidificación de los océanos”.

Por ejemplo, como consecuencia de los deshielos del Himalaya ha habido un cambio en la estructura de la comunidad del fitoplancton en el Mar Arábigo, que favorece la proliferación de ciertos dinoflagelados productores de mareas rojas y bioluminiscencia, como Noctiluca scintillans. Además, “por cambios en el clima se cree que este año hay presencia de La Niña, lo que ha propiciado cambios en la estructura del fitoplancton y favorecido las mareas rojas en el Pacífico Norte”.

El científico destacó que estos fenómenos y el avistamiento de animales silvestres a partir de la cuarentena debería ser un incentivo para ser conscientes de la importancia de la biodiversidad, patrimonio cultural y natural. “Es probable que en estos días siga disminuyendo la contaminación ambiental y aparezcan más animales en las ciudades; es tiempo de reflexionar qué es lo que estamos haciendo mal”.



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