Foto: Society for Conservation Biology
Ciudad de México, México, 22 de septiembre de 2017, México Ambiental.- Por omisiones evidentes en su operación, la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (CONAPESCA) y el Instituto Nacional de Pesca (INAPESCA) de México, son dos de los principales responsables de la extinción de la vaquita marina (Phocoena sinus), -mamífero endémico del Alto Golfo de California del que quedan menos de 30 ejemplares salvajes- porque “… han nulificado en mayor medida los logros o beneficios” del Programa de Acción para la Conservación de la Especie: Vaquita (Phocoena sinus) -PACE Vaquita- y demás ordenamientos legales establecidos en México, para la conservación y protección de esta especie única de marsopa, concluyeron Greenpeace México y organismos de la sociedad civil, en el estudio Indicadores de la actuación de las autoridades pesqueras en el Alto Golfo de California frente a la problemática de la vaquita marina.
El estudio presentado en agosto en la Ciudad de México, fue realizado con financiamiento ciudadano y su objetivo fue analizar la política pública emanada de las autoridades pesqueras y el impacto o influencia de ésta, en la conservación de la vaquita marina (Phocoena sinus) y en los esfuerzos por evitar la extinción.
La influyente organización de activismo ambiental explicó que en el documento se utiliza un enfoque cualitativo, derivado de la búsqueda, revisión, cotejo y consulta de documentos oficiales, como legislación, decretos, programas de manejo, informes de la Auditoría Superior de la Federación, autorizaciones, Carta Nacional Pesquera y sitios web oficiales de las dependencias relacionadas con las actividades analizadas, consulta de bibliografía especializada, PACE Vaquita e informes del CIRVA.
En una visión integral, Greenpeace consideró que la historia de la declinación de la vaquita marina, no es otra cosa que el camino recorrido por la política pública de un país como México que enfrenta conflictos internos, estructurales y profundos, entre el sector medio ambiental que en los años noventa, intentaba sentar las bases de la conservación de las especies marinas y pesqueras, en contra del sector de administración pesquera, que tiene un claro objetivo: la producción basada en la extracción de recursos naturales, que se encuentran al límite de su propia capacidad de recuperación, pero con impacto negativo severo para las especies marinas que no constituyen un producto pesquero y que no tienen ningún valor comercial.
En esa situación está el sistema indisoluble de totoaba (Totoaba macdonaldi) y vaquita marina (Phocoena sinus). De hecho, la pesca intensiva de totoaba -un pez gigante con gran valor económico por su carne en la primera mitad del siglo XX- obligó ya desde 1975 a que se instrumentara una veda y se incluyera en la categoría de “en peligro de extinción” en la legislación mexicana pero hasta 1994 y en el Apéndice I de la CITES en 1997, prohibiendo así su comercio internacional.
La vaquita marina es el mamífero marino más pequeño del mundo, que sin ser sujeto de pesca directa, ni objeto de comercio nacional o internacional, convencionalmente quedaba atrapado en las redes totaleras, como captura incidental, con lo que inició un descenso sin reparo de su población, hasta estar clasificada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés) “en peligro crítico de extinción”.
Se descubrió que la vaquita no solo caía en redes de totoaba sino también en las redes camaroneras y en general, las redes pesqueras no selectivas. Frente a esa situación, se hizo urgente tomar medidas para evitar la extinción de la vaquita.
De manera aislada per consistente, entre los años 2012 y 2013 se hizo evidente que existía una intensa pesca no autorizada de totoabas. El valor de su buche o vejiga natatoria adquirió un valor sin paralelo en el comercio oriental. Para Greenpeace en ese período se despertó “la fiebre de la pesca de totoaba”. La totoaba se captura sólo para adquirir su buche (vejiga natatoria) mientras que la vaquita marina es un daño colateral.
En ese contexto, todos los esfuerzos mexicanos y los apoyos internacionales, programas y esquemas de protección y recuperación de vaquita “… palidecían ante la pesca no permitida, rampante y sin escrúpulos de totoaba”, que indirectamente diezmaba la población de vaquitas. En los últimos dos años, seis vaquitas marinas han muerto. La población declinó a menos de 30 ejemplares en vida silvestre. Podrían ser menos.
En ese nivel emergente, hoy día se hacen necesarias las decisiones enérgicas, definitivas y claras, en las cuales no queden ventanas abiertas a la pesca ilícita o disfrazada. Para Greenpeace y otros organismos de la sociedad civil es evidente que la coordinación interinstitucional no puede postergarse, los vacíos y errores administrativos deben corregirse urgentemente.
El diagnóstico del Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita Marina (CIRVA) es claro: Los esfuerzos para proteger y recuperar la especie son insuficientes e inadecuados. Por ello el comité, urge tomar medidas inmediatas. Con menos de 30 ejemplares salvajes de vaquita marina, su futuro inmediato es incierto y depende de las decisiones gubernamentales. Ya no alcanza esperar el mediano plazo.
Para una evaluación concreta del efecto de la pesquería de totoaba en la población de vaquita marina, se consideraron diferentes aspectos:
Esfuerzo pesquero: Considerado porque al limitarse el esfuerzo pesquero puede coadyuvar a que se recupere la vaquita marina, toda vez que es evidente que las características de una pesca determinan en cierto modo las posibilidades de controlar el esfuerzo mediante una regulación. Con este análisis se pretende observar hasta dónde la autoridad de la pesca ha adoptado una política de conservación de recursos naturales en general y de vaquita en particular.
Ordenamiento pesquero: Este factor fue tomado en cuenta, ya que una vez que los recursos están sometidos a una sobreexplotación, la ausencia de medidas y aplicación correcta de la legislación trae consecuencias negativas. También se consideró este aspecto porque el proceso de ordenamiento pesquera recae en la autoridad de la pesca y en la coordinación que haya existido con otras dependencias y que de no existir dicha coordinación conjunta, trae consigo consecuencias, tales como la reducción de la población de vaquita. Para Greenpeace es innegable que la explotación pesquera en la zona y la falta de aplicación de la ley y de los programas ha resultado en pérdida de ejemplares de vaquita marina.
Inspección y vigilancia: Fue considerado para estudio y respectivo análisis, porque la información existente, indica que, a pesar de que la autoridad pesquera legalmente tiene la atribución de inspección y vigilancia, sobre todo de recursos estratégicos y en veda, de las recomendaciones del PACE Vaquita y del CIRVA, los resultados indican deficiencias.
Reconversión de artes de pesca: Fue relevante a consideración de los investigadores, ya que está planteado en el PACE Vaquita como una medida esencial y urgente para que la pesca en la zona pudiera ser sustentable, para lo cual se requiere la implementación de artes de pesca alternativas y la reconversión productiva y reconversión de artes de pesca.
Regulaciones y recomendaciones gubernamentales: Otro objetivo que deriva del análisis de los anteriores es el estudio de cómo se integran, se implementan y se ejecutan las distintas regulaciones y recomendaciones que dictan los instrumentos con los que actualmente cuenta la SAGARPA a través de la CONAPESCA e INAPESCA, para contribuir a la conservación de la vaquita marina.
Concusiones de la investigación
En este marco, el estudio Indicadores de la actuación de las autoridades pesqueras en el Alto Golfo de California frente a la problemática de la vaquita marina, concluyó que la CONAPESCA ha sido omisa en emitir el Reglamento de la Ley General de Pesca y Acuacultura Sustentables, en contravención del artículo sexto transitorio de dicha ley, que menciona que el reglamento se debió expedir dentro de los seis meses próximos a la entrada en vigor de la ley (24 de julio de 2007).
Si bien la Ley ordena la actualización anual de la Carta Nacional Pesquera, la CONAPESCA, que es la autoridad responsable de dichas actualizaciones, ha sido omisa pues la última actualización de dicha carta fue en el año 2012 y a 5 años de su publicación no se ha convocado a los trabajos de actualización, pues la CNP es instrumento vinculante para las autoridades.
La SAGARPA ha sido omisa en atender el exhorto del Senado de la República en sesión celebrada el 25 de febrero de 2016 para que se actualice y publique la Carta Nacional Pesquera. Y la CONAPESCA ha sido omisa en respetar lo determinado en la CNP en lo referente a la pesca de curvina golfina pues se determina allí que no debe aumentarse el esfuerzo pesquero en el año 2012. Sin embargo, a partir de ese año se autorizó un incremento de 66% en el número de embarcaciones y el aumento en las cuotas de captura.
En el estudio se indica que la CONAPESCA ha favorecido un aumento del esfuerzo pesquero a través de dos mecanismos: la expedición de nuevos permisos y la homologación de permisos, lo que ha resultado en que el esfuerzo latente se haya convertido en esfuerzo pequero real.
La CONAPESCA fue omisa en 2013 al emitir permisos por cuatro años para pesca de camarón, por encima de la NOM 002 que planteaba acabar con estos permisos en tres años.
La CONAPESCA ha sido omisa en atender lo dispuesto en el Ordenamiento Ecológico Marino del Golfo de California emitido por SEMARNAT en 2006, en lo que se refiere a evitar la afectación de las especies en riesgo y prioritarias para la conservación. Así como en el control del esfuerzo pesquero dentro del Golfo de California.
El INAPESCA, por su parte, ha incurrido en falta para minimizar el impacto a ecosistemas, la mortalidad incidental y optimizar la captura de especies objetivo a través de innovaciones tecnológicas. Ha sido omiso en las urgentes recomendaciones de CIRVA y PACE Vaquita al no atender con verdadera urgencia los llamados para establecer artes pesqueras alternativas.
Con excepción de la publicación de la Norma Oficial Mexicana – NOM-002-SAG/PESC-2013, de pesca de camarón, así como la publicación en el Diario Oficial de la Federación en 2012 del Plan de Manejo Pesquero de curvina golfina (Cynoscion othonopterus), la SAGARPA-CONAPESCA-INAPESCA han sido omisas en la publicación, ya que sólo trabajan con proyectos.
La CONAPESCA desatendió e incumplió con su propio Programa de Sustentabilidad e incluso sustituyó este importante programa por el Programa de Fomento, con lo cual hace un vacío significativo en el tema de pesquerías sustentables.
La CONAPESCA, no cumple con lo dispuesto en la Ley General de Pesca y Acuacultura Sustentable, Carta Nacional Pesquera ni en el PACE Vaquita al postergar y retrasar la entrega de permisos para artes experimentales autorizadas por el INAPESCA para la reconversión de artes de pesca.
La CONAPESCA ha sido omisa en la vigilancia de las épocas de veda de curvina golfina (Cynoscion othonopterus), como que da señalado por la Auditoría Superior de la Federación.
La CONAPESCA no acata el principio precautorio establecido en la legislación secundaria, ya que no implementa los instrumentos ni las medidas para el control efectivo para el esfuerzo pesquero.
En otro orden, SAGARPA-CONAPESCA-INAPESCA, han sido omisas en la coordinación necesaria que indica la LGPAS, PACE Vaquita, en el sentido de que las medidas establecidas en dichos ordenamientos no se han visto reflejadas en la implementación de las acciones, que ya han sido precisadas por la Auditoría Superior de la Federación.
La CONAPESCA ha sido fallida en materia de inspección y vigilancia, ya que para el año 2015, se hace del conocimiento a través de la ASF que no cuenta con un diseño programático para llevar a cabo inspección y vigilancia al mismo tiempo que tampoco aplicó, ni pudo demostrar haberlo aplicado, el Programa Integral de Inspección y Vigilancia Pesquera para Combate a la Pesca Ilegal, lo que genera repercusiones directas sobre la pesca ilegal del Alto Golfo de California, la consecuencia de captura incidental.
La CONAPESCA ha sido fallida en la comunicación y coordinación con las autoridades ambientales al emitir permisos de pesca de camarón con vigencia de 4 años con chinchorro de línea, lo cual repercute en la adecuada implementación del PACE Vaquita, aun cuando esta irregularidad haya sido corregida tras la denuncia pública.
Se determinó que la CONAPESCA, no formuló, ni operó y tampoco evaluó el Programa Integral de Inspección y Vigilancia Pesquera y Acuícola, para el Combate a la Pesca Ilegal, a fin de llevar a cabo las acciones de inspección y vigilancia para la salvaguarda de los recursos pesqueros y acuícolas, señalado por la ASF.
La CONAPESCA fue omisa al no contar con el directorio nacional de empresas dedicadas a giros comerciales, relacionadas con actividades pesqueras, lo que limitó la formulación y el cumplimiento de metas. Tampoco dispuso de registros sobre las actividades de inspección y vigilancia pesquera, lo que impidió determinar la cobertura de atención, señalado por la ASF.
Todo lo anterior, refuerza la conclusión de que estas omisiones de CONAPESCA/INAPESCA, han nulificado en mayor medida los logros o beneficios del PACE Vaquita y demás ordenamientos legales establecidos, incluyendo las consecuencias que hoy se conocen.